¿Lo mejor del cine mexicano?

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Las películas del sexenio
Lo mejor de 6 años y ya
Por Erick Estrada
Cinegarage

El cine mexicano nos falló enormemente este año. Fue un 2012 flojo, mal balanceado, que entregó unas películas muy tarde o que nos dejó clarísimo

que a muchos cineastas no les interesa el diálogo con el público. Hacer una lista con lo mejor del cine nacional bajo esas circunstancias se vuelve algo vacío, forzado.

Hubo películas valiosas, claro, desde documentales que se acercaron tremendamente a su propio tiempo como El lugar más pequeño, El paciente interno o Gimme the power, pero unos no sobresalieron más allá del marco del festival (o festivales) que los acogieron (culpa de las fórmulas de exhibición en este país) y otros, con calidad e inspiración, habrían lucido solos y flacos en la lista, hoy malograda.

Tuvimos también ficciones importantísimas, No quiero dormir sola quizá la más de ellas, pero padeciendo el mismo mal que Gimme the Power hay que agregar que fuera de su marco natural, el Festival Inernacional de Cine de Morelia (ganó el premio a Mejor Largometraje Mexicano) no ha podido ser vista en salas comerciales. El sueño de Lu, por su parte, concursó en el Festival de Morelia del año anterior (2011) y su espacio en la supuesta lista no peligraba por su calidad sino por lo tambaleante de su posición en el calendario.

Mejor que hacer una lista de cuatro películas (que dejaría más que claro el poder disminuído este año del cine mexicano), rescato este texto que envié a la redacción del periódico FRENTE, buenos amigos nuestros y que pretende dar un panorama del cine mexicano en el sexenio que recién termina. Es más una revisión de lo los seis años del periodo presidencial que concluye que una lista de mejores y peores películas en ese tiempo. Los últimos seis años de vida en México podrían entonces, quedar reflejados en:

Las películas del sexenio.

Como toda selección, esta resulta muy difícil. En primer lugar, porque las películas de un sexenio tan convulso como el que terminó en México no son necesariamente buenas. Las películas que marcan al sexenio pueden hacerlo sí por los premios que ganaron pero también porque son un reflejo del estado del país en esos años y ese estado, lo sabemos, no fue necesariamente el adecuado.

Así y sin afán de acomodarlas de la mejor a la peor, las películas que desde mi punto de vista marcaron a los 6 años de gobierno de Felipe Calderón son estas.

 

LAS INCÓMODAS
El infierno
. Luis Estrada. 2010. La sátira oscurísima que no deja títere con cabeza fue sin duda de las más comentadas, especialmente porque en su estilo señalaba complicidades que muchos aún sospechan y que tienen al país bastante más inquieto de lo que se muestra en ella.

Los herederos. Eugenio Polgovsky. 2008. Documental elegante y trágico por lo que muestra y cómo lo muestra. Una especie de sinfonía de imágenes que describe el estado en el que viven los niños que son obligados a trabajar en el campo de este país, un campo hundido en la pobreza.

Presunto culpable. Roberto Hernández, Geoffrey Smith. 2011. A un año de que terminara el sexenio aparece (con sus trampas y todo) este documental que, entre otras cosas, dejaba claro que mucho de lo prometido se había quedado en eso, en promesas.

La frontera infinita. Juan Manuel Sepúlveda. 2007. Hoy es común que se hable del paso de inmigrantes centroamericanos por México para alcanzar territorio de Estados Unidos. Se sabe que esos inmigrantes sufren lo indecible y son víctimas del narco. Este fue el primer documental en tratar el tema con rigor y seriedad.

La zona. Rodrigo Plá. 2007. El país está ahora dividido como nunca entre ricos (muy pocos) y pobres (todos los demás). Esta ficción llegó tan oportunamente que retrata la división económica, de clases y espiritual del país en una especie de thriller sci-fi que al final no es tan fantasioso.

Miss Bala. Gerardo Naranjo. 2011. El narco, la calle, la gente, las “víctimas colaterales”, la “justicia” y la desorientación ante no saber quién es quién, quedan plasmados en esta ficción surgida de un caso real que después de hacerse ficción aquí, tomó su espacio en la realidad de los periódicos.

 

LAS QUE HABLAN DE NOSOTROS
Somos lo que hay. Jorge Michel Grau. 2010. Una sociedad cruel, que se devora a sí misma y que no encuentra por ningún lado la cabeza que sabe cómo se arregla esto que parece el fin del mundo. Así fue el sexenio; eso cuenta la película.

Backyard, el traspatio. Carlos Carrera. 2009. La frontera del norte, cruel, machista, sexista, violenta, también sin rumbo y también retratada aquí. En el discurso oficial hasta se quiso eliminar la idea del “patio trasero”. Imposible cuando sabemos que así es.

Año bisiesto. Michael Rowe. 2010. La situación del país nos mantiene estupefactos, sin capacidad de reaccionar de manera real. Parte de esa sensación se deja ver en el famoso cine minimalista. De lo mejor de esa corriente, que claro que tiene lo suyo, es este trabajo igualmente violento y ultra sexual.

El cielo abierto. Everardo González. 2011. Documental sobre los estragos de la guerra civil en El Salvador, pero que con nada de esfuerzo pueden (y deben) transportarse a la guerra contra el narco. El documental reclama una reconciliación entre las partes y en México hace falta ese ejercicio.

 

LAS QUE ABREN OTRO CAMINO
Conozca la cabeza de Juan Pérez. Emilio Portes. 2008. El humor también se violenta porque el humor habla de lo que duele, aunque busca hacer reír. De ahí que comedias que muchos tachen de vulgares y simples sean más que una fuga, un termómetro más colorido de lo que ocurre en el país.

Cuates de Australia. Everardo González. 2011. Everardo tiene dos películas en este recuento y no es para menos. Sus documentales tienen siempre varias lecturas y las que pueden salir de este son tantas como relajada es su narración, casi estática, casi muda. Los tiempos reales sólo pueden ser reales y no simularse reales. Este documental lo deja clarísimo.

El Santos vs. La Tetona Mendoza. Alejandro Lozano. 2012. La película estrenó el fin de semana que Felipe Calderón dejó el cargo y, como los involucrados en la película lo han dicho, es una glorificación del desmadre, del humor que alude sin señalar, del humor que nos deja hablar con palabrotas sin ser tachados de vándalos. Necesario es ese espíritu, determinante la película en ese contexto.

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