El joven Ahmed
La traición y el arrepentimiento
Por Erick Estrada
Cinegarage
FICM 2019
En la nueva película de Jean-Pierre y Luc Dardenne, Ahmed (su personaje central) se presenta ante nosotros de dos formas y en un golpe que dura apenas un par de escenas. Es el eterno adolescente enojado pero también es un chico absorbido ya por la ideología que trastoca el pensamiento del Corán para convertirlo en doctrina opresora y beligerante.
La cámara decide desde el inicio seguirlo de manera segura a distancia y al mismo tiempo arriesgar en el intento. De forma segura porque desde el comienzo evita presentar a Ahmed desde un punto de vista que no sea el inicial, un adolescente confundido entre su crecimiento y el dogma que se le impone en la mezquita a la que va desde que su primo falleciera presuntamente practicando un atentado yihadista.
Al seguirlo, al darle espacio a él e información a nosotros esa cámara arriesga y encuentra la forma de narrar sin necesidad de juzgar al chico (¿tendría que hacerlo?) optando por mostrar su tránsito por entre las contradicciones que enfrenta. Por un lado su maestra escolar procura llamar su atención a un mundo en donde la religión no está ausente pero en el que se permite un enfoque más abierto, liberal si se quiere. Por el otro lado, el imán en la mezquita alimenta la frustración adolescente al empatarla con la supuesta lucha musulmana, la del encuentro, enfrentamiento y destrucción de los infieles, ocultando sus verdaderas intenciones en hechos como prohibir a sus fieles el aprendizaje del lenguaje árabe moderno.
Subrayemos, la cámara no juzga, no señala y la exposición que consiguen los Dardenne de un problema tremendamente enredado (las radicalizaciones contemporáneas, su impacto en los jóvenes) en una forma tan sencilla y elemental. Ahmed se siente traicionado por el mundo, por su madre, por su familia, por la sociedad que se empeña en hacerlo crecer (su atracción a las mujeres, sus deseos de verdadero aprendizaje, las oportunidades de simpatizar con gente diferente desde su punto de vista religioso en el que todos son diferentes), y en presentarle tentaciones mortales como, precisamente, sentir atracción por las mujeres, querer aprender cosas fuera de las que le dicta el imán, aprovechar las oportunidades de empatizar con los demás y darse cuenta que las diferencias son importantes en un mundo hecho de diferentes.
Por si esto fuera poco, los Dardenne agregan un elemento más en la discusión, un evento violento que transporta a Ahmed a una situación todavía más incómoda para sus creencias, todo mientras de manera casi subterránea se nos dejan ver las grietas en la familia del chico, lo determinante de la ausencia del padre o de una pareja que ponga balance en una casa rota, que priva de espejos éticos al muchacho y que, desde su punto de vista, sólo confirma que la vida fuera de lo que le han dicho que dicta el Corán es errónea y pecaminosa.
Y sin embargo, la nueva vuelta aparece. Para mantener su punto de vista, para auto
justificar sus actos, para transitar este nuevo y difícil periodo, Ahmed tiene que pecar mintiendo, fingiendo. Eso más que un señalamiento hacia su personaje es una llamada más de atención hacia el punto desde el que lo podemos observar. Los Dardenne subrayan que no quieren juzgar a sus personajes pero éticamente nos dan distintos puntos de vista para hablar de ellos, para sentir como siente Ahmed que la sociedad nos traiciona, que en lugar de arreglarla varios estamos dispuestos a mentirnos a nosotros mismos.
¿Somos entonces Ahmed en una sociedad en la que las verdades se difuminan y se manipulan a conveniencia de algo y casi nunca de nosotros? Es nuestra sociedad un grupo de confusiones, de medias verdades, un círculo vicioso en donde lo único que se busca es ganar por hoy e intentar ganar mañana? ¿Existe algo como el pecado en un mundo así, en el que nadie tendrá la razón?
Por lo menos El joven Ahmed parece sugerir que ante lo confuso del pecado hoy siempre hay una oportunidad de arrepentimiento, pero como siempre que hablamos de los Dardenne, la decisión última es nuestra y siempre después de haberla masticado con calma y naturalidad.
Es hora de dejar de juzgar.
El joven Ahmed
(Le jeune Ahmed, Bélgica-Francia-2019)
Dirigen: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Actúan: Iddir Ben Addi, Myriem Akheddiou, Victoria Bluck, Othmane Moumen
Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Fotografía: Christine Plenus
Duración: 90 minutos.