Mai Morire
El Xochimilco de nunca
Por Erick Estrada
Cinegarage FICUNAM
Son las chinampas que hemos visto silueteadas en pantalla millones de veces. Son los sonidos del agua tranquila y es el olor de la tierra siempre húmeda. Son los canales donde han caído lágrimas y sangre en muchas películas mexicanas desde que nuestro cine es nuestro, ahí donde se paseó Eisenstein con su torero y ahí donde Gabriel Figueroa esculpío un perfil que nadie que haya visto puede olvidar.
Xochimilco es el escenario de Mai Morire, segundo largometraje de Enrique Rivero que se nos presentó con Parque Vía (México, 2008), el retrato de una casa y una familia a través de la desafortunada venta de ese edificio lleno de recuerdos. Plenamente urbana, inundada de asfalto y cables y postes, Parque Vía era entre otras cosas parte del espíritu de una ciudad tan plena pero tan contradictoria como la de México.
Hoy, con una ciudad distinta, un país distinto (quizá para mal), Rivero opta por enternecer su discurso visual inúndándolo ahora de agua y somete a sus personajes a los bellos horizontes de Xochimilco. Ahí, estamos de nuevo frente a una familia, frente a un hecho desafortunado, frente a un nuevo esbozo de lo que Rivero ve en México y particularmente en ese México que solemos olvidar, el de las pequeñas islas y los canales tranquilos en donde, sin embrago, siempre pueden caer lágrimas y sangre.
Con una anécdota parsimoniosa y transparente Rivero parece optar más por comunicar los olores y el ritmo de esa extraña isla llena de islas y el resultado es una experiencia profunda sin tremendismos pero nunca pretenciosa o “iluminada”. Su trabajo, además, descansa en una fotografía que más que esculpir sus retratos de Xochimilco (como parece habernos educado el cine mexicano), parece rendirse ante su belleza y sus atardeceres, sus leyendas y la Isla de la Muñecas, protagonista de uno de los pasajes oníricos que Rivero usa con gran sentido del ritmo para pivotear su nueva película.
Quizá el pecado sea el mismo del cine mitad ficción/mitad documental en el que muchos directores parecen estar atorados: usar actores-no actores para sus historias, mismos que hacen sonar engolados los diálogos más cotidianos y que restan mérito a experimentos afortunados como este. Más allá de eso, Mai Morire es una experiencia de las que el cine mexicano se ha olvidado regalarle al público. Ojalá no se desaproveche.
Mai Morire
(México, 2012)
Dirige: Enrique Rivero
Con: Margarita Saldaña, Amalia Salas, Juan Chirinos
Guión: Enrique Rivero, Aleka Rivero
Fotografía: Arnau Valis Colomer, Gerardo Barroso
Duración: 84 min.